Al principio de la existencia de la Comparsa, para cubrir las necesidades económicas, aparte de las aportaciones que hacíamos los comparsistas para pagar los gastos de desfilar, nos faltaba efectivo para cubrir nuestras necesidades.
Pensad que éramos muy pocos y sobre todo, que estábamos en edades, en las que entonces era difícil poder aportar más, por lo que se pensó en hacer actividades extras para aportar dinero a la Comparsa.
Una de ellas fue la venta de claveles que las chicas realizaban en los días de partido, a la puerta del campo futbol del Novelda C.F.
Otra actividad era la venta de papeletas de lotería nacional, casi todos los meses y que se repartía entre todos los comparsistas. Para sellar las papeletas, entre matriz y participación, empleábamos un sello de caucho, de los que mi abuelo tenia para los envíos de paquetes de azafrán, especias, etc.
El primer sello que utilizamos, fue la imagen de un dedo. Sí, un dedo y la mano, como indicando una dirección.
Este sello, al segundo sorteo de lotería, no nos gustó y buscamos más entre los que tenía en el cajón de herramientas, que utilizaba para imprimir las direcciones de la paquetería de envío. Elegimos la otra imagen, que era una especie de flor. Con el tiempo, la mal llamamos flor de lis, aunque sería mejor la flor del azafrán. La verdad es que quedaba mejor en las papeletas de lotería que el dedo.
Al poco tiempo, se decidió adoptarlo como escudo de la Comparsa.
Esa es la breve, desconocida y sencilla historia de nuestro escudo.
Para la celebración del XXV aniversario se le hizo una pequeña modificación agregándole volumen y unas líneas más sinuosas.